Lujo, ¿la época de las transformaciones?

Cómo navegar entre constantes y cambios.

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El barroco es el arte de la inconstancia, la movilidad y las tendencias efímeras. Por el contrario, el lujo encarna lo que es inmutable, atemporal e incorruptible. Se identifica naturalmente con el oro, mientras que el Barroco nació de la plata de perlas de formas extrañas. El lujo es un absoluto que desafía la moda, poseedor de un saber hacer incomparable fiel a la tradición. Esta es la visión europea, y especialmente la francesa.
Mientras tanto, bajo el impulso de una nueva generación de creadores, el Lujo se ha convertido en sinónimo de avances, innovaciones y audacia: nada lo atestigua mejor que el mundo de la alta relojería con piezas inspiradas en los relojes de bolsillo o en los cilindros de un motor.

Otras transformaciones han nacido y se están acelerando.

Los clientes de lujo están cambiando y ya no tienen mucho que ver con Clark Gable o la Princesa Grace de Mónaco. Raperos, estrellas, futbolistas, nuevos 'criptoaristócratas', rompen las normas, combinando ropa de calle ostentosa y bolsos de avestruz, looks desaliñados y coches caros. A esta clientela joven y adinerada le gusta hacer valer su poder de dominación, lejos del sofisticado estilo de vida del Lujo.
Como resultado de la pandemia, las marcas de lujo han tenido que integrar el comercio electrónico en sus canales, cambiando la forma en que las personas compran lujo. Con el riesgo de que el comercio electrónico banalice la experiencia con un simple 'clic' y prive a los compradores de la experiencia sensorial y las 'emociones de lujo' que suelen encontrar en la tienda física.

Los signos del Lujo se están transformando con el Metaverso, que ofrece productos exclusivos y virtuales, íconos pixelados de $50,000, como cryptopunks revisitados por Tiffany. También está transformando cómo y dónde manifestar la riqueza y la singularidad, con nuevos beneficios y nuevas expresiones, trasladando el énfasis de los productos a las experiencias puras.

El sector del lujo también se está expandiendo, con colaboraciones entre Maisons y las principales marcas de ropa deportiva como Gucci con Adidas. Por no hablar de la diversificación hacia nuevos negocios como Louis Vuitton y su restaurante en Saint Tropez o Veuve Cliquot y su resort de lujo con los colores de la marca en Australia.

Los problemas actuales del mundo también pueden influir en las opiniones sobre el lujo. La inflación es la principal preocupación mundial en la actualidad, pero las marcas de lujo pueden parecer vivir desconectadas de la realidad, cultivando un abismo entre los «súper ricos» y los demás. Además, mientras el sector del lujo quiere ser ejemplar en términos de RSC, surge la cuestión del desfase Decir/Hacer entre los imperativos de sostenibilidad que hablan al colectivo y la búsqueda del producto codiciado por el cliente que habla sobre todo a su deseo individual.
Por primera vez, los jugadores de lujo se encuentran en la encrucijada de nuevos problemas culturales, comerciales, sociales y éticos. Nuestros expertos están aquí para ayudarlos a navegar estos cambios.

 


 

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