A los tecnócratas –sobre todo si son economistas o ingenieros – les fastidia pensar en la corrupción. Prefieren discutir de proyectos de desarrollo o programas sociales. Una visión frecuente en la tecnocracia es que tan grave como la corrupción son las normas para controlarla, porque traban la gestión pública. El dilema no es de fácil solución porque, efectivamente, la corrupción corroe el Estado, pero las normas para combatirla lo paralizan..
Alfredo Torres
Presidente Ejecutivo de Ipsos Perú
El Comercio,23 de Octubre del 2016. p.A33