Orgullo y vergüenza
Todos los pueblos tienen motivos de orgullo y de vergüenza. La delincuencia y la corrupción, por ejemplo, nos avergüenzan.
Nos indigna también la violencia que asoma cuando un dirigente extremista, como Pedro Castillo, sostiene que “acá, si es necesario, correrá sangre”, en su inaceptable oposición a la evaluación de profesores. Las malas noticias que desbordan las primeras planas y los noticiarios de la televisión nos abruman y conducen al desánimo general.
El Comercio, 27 de Agosto del 2017. p.A25
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