Nostalgia Selectiva: El consumidor argentino anhela el pasado, pero valora conquistas claves del presente

Una nueva edición de Ipsos Global Advisor revela que el consumidor argentino, si bien conecta con un anhelo por la seguridad y la educación de antes, también valora las libertades actuales en comparación con sus pares de la región.

En Ipsos Argentina, hemos analizado en profundidad el informe de “Is Life Getting Better? 1975 vs 2025” y los resultados locales plasman un escenario particular para Argentina. Si bien 4 de cada 10 argentinos (41%) hubieran preferido nacer en 1975 antes que hoy (25%), esta nostalgia no es un “cheque en blanco” al pasado.

Los principales puntos de dolor en el presente se centran en la calidad del sistema educativo, donde el 50% de los argentinos cree que era superior en 1975, siendo el indicador más alto de toda Latinoamérica. A esto se suma la sensación de inseguridad, donde un 56% afirma que se sentía más seguro en las calles argentinas hace 50 años. 

Sin embargo, un dato diferencial para el consumidor argentino aparece cuando vemos cómo valoran la estabilidad sociopolítica actual y duda del bienestar emocional del pasado. Solo un 22% de los argentinos considera que antes se vivía con menos miedo a la guerra o al conflicto, una cifra significativamente inferior a la de otros países de la Región como México (45%), Brasil (40%) o Chile (35%). En esta línea, solo el 39% cree que la gente era más feliz en el pasado, uno de los porcentajes más bajos de la Región, que contrasta con el 55% de Brasil o el 53% de Colombia.

El consumidor argentino no es un nostálgico puro; es un nostálgico selectivo y pragmático. Anhela la estructura y la calidad de las instituciones del pasado, pero no está dispuesto a ceder los logros y las libertades conquistadas en el presente.

Para conectar genuinamente con los consumidores argentinos, la estrategia más efectiva será construir narrativas que funcionen como un puente entre lo mejor de la Argentina Pasada y la Argentina Presente. Las acciones que logren evocar la confianza, la calidad y la simpleza del pasado (respondiendo a la nostalgia por la educación y la seguridad), pero enmarcadas en la libertad, la diversidad y la resiliencia del presente (reconociendo el valor que se le da a la era actual), generarán una conexión más humana y relevante. 

El desafío de posicionamiento para las marcas es triple:  

  1. ¿Cómo reactualizar ese pasado valorado?
  2. ¿Cómo funcionar como aliada para navegar las complejidades del presente?
  3. ¿Cómo construir valor a futuro?

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