Estado Emocional de los Colombianos – Nueva Ola
En esta nueva ola de nuestro estudio sobre el Estado Emocional de los Colombianos, verificamos cuáles son las preocupaciones y opiniones de las personas frente al avance de la reapertura y el aumento del contagio, para poder entender su percepción sobre el consumo y el futuro.
Nos encontramos en una etapa de anticipación, en la que la tensión aumenta por la restricción extendida, los sentimientos tienen una perspectiva muy negativa. Entre las sensaciones más presentes en los colombianos están el no querer escuchar más noticias por sentirse cansados de acceder a noticias negativas (20%), la preocupación por la inestabilidad económica (16%), el sentirse sin rumbo (16%), el miedo, por los seres queridos que han muerto y por el crecimiento del desempleo (15%), y el aumento de peso por el cambio de alimentación que ha generado el confinamiento (14%).
El déficit económico lleva a que la mayoría de las personas en Colombia se sientan vulnerables por la inestabilidad laboral (54%), principalmente por parte de los trabajadores cuya función tiene menos posibilidad de adaptarse al teletrabajo. Como consecuencias estos colombianos han adherido a buscar recursos a través mecanismos que no hacen parte del sistema financiero. Sin embargo, hay otros perfiles que se sienten tranquilos por tener estabilidad en sus ingresos (20%) y por estar retomando las actividades fuera del hogar al salir a hacer ejercicios, ir al centro comercial o incluso verse con amigos y familiares. En menor proporción, aquellos con mayor sensación de seguridad, ansían un futuro con mayor disfrute y menor carga laboral (12%), y los precavidos que controlan fuertemente sus finanzas, privándose de hacer actividades fuera del hogar (7%) y en un proceso de preparación para un mejor futuro.
Es evidente cómo a medida avanza el confinamiento, continuamos con una alta proporción de personas que se sienten vulnerables ya que sus ingresos disminuyeron y sus gastos del hogar aumentaron, con un deterioro en su balanza económica obligándolos aun a ciertos ajustes familiares. Es importante recalcar, sin embargo, que se observa una mejora en ese equilibrio gracias a haber logrado menores gastos y estabilización en sus ingresos. Todos estos elementos afectan comportamientos de compra y perspectivas futuras por lo que los comercios y las marcas enfrentan un reto para ellos mismos adaptarse a esta nueva realidad del consumidor.
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