Con la misma vara

“No solo PPK ha batido la marca de la impopularidad, tenemos el vergonzoso honor de tener al mismo tiempo un Congreso que también lo ha logrado”.

Autor(es)
  • Maria Alejandra Campos Ipsos Public Affairs, Perú
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Pedro Pablo Kuczynski está haciendo un pésimo gobierno. De eso quedan pocas dudas. El Estado está parado, los empresarios están asustados, las proyecciones de los economistas nos asustan a todos. Los graves errores del manejo político y técnico de su gestión le pasan factura hoy en el pleno del Congreso, que ha aprobado debatir, nuevamente, la vacancia presidencial.

Creería que el problema comenzó el día que PPK fue elegido y pensó que, en el contexto en el que había ganado, podía darse el lujo de gobernar desde su sala. Se equivocó al creer que el fujimorismo tenía interés alguno en ser una oposición constructiva. Se equivocó en pensar que las prácticas del sector privado funcionarían en el sector público. Se equivocó en no cumplir con las expectativas que había generado: ni destrabe, ni agua, ni reconstrucción. Se equivocó en no defender enérgicamente a sus ministros más experimentados, con mejor imagen y mejores resultados: Saavedra y Vizcarra. En fin, se equivocó en casi todo, desde el baile y el “humor inglés” hasta sus “desprolijas” declaraciones sobre su relación con Odebrecht.

El resultado es que PPK ha marcado un récord histórico de pérdida de popularidad: cayó 42 puntos porcentuales en 19 meses, de 61% en agosto del 2016 a 19% en marzo del 2018. Ningún presidente en los últimos 17 años ha caído tanto, tan rápido. Ni siquiera Alejandro Toledo, que ostentaba la marca anterior.

¿Estaríamos mejor con Vizcarra? Sin duda. ¿Estaríamos bien? No lo sé. Lo cierto es que poco importa, porque ser un mal –o pésimo– presidente no es causal de incapacidad moral. Usar esa figura para sacar a Kuczynski solo porque nadie lo quiere, tiene un tufillo a ‘interpretación auténtica’ que no convence. Bajo esa lógica, que se vayan todos, porque si alguien es más impopular que el presidente, ese es el Congreso.

No solo PPK ha batido la marca de la impopularidad, tenemos el vergonzoso honor de tener al mismo tiempo un Congreso que también lo ha logrado: 32 puntos en 19 meses, de 46% a 14%. Una impopularidad ganada a pulso, con esfuerzo y constancia. Solo en el último trimestre el Congreso nos ha dejado joyas como el cambio inconstitucional de las reglas de cuestión de confianza y censura, el impedimento para que el Estado contrate publicidad en medios privados, la indiferencia a la extensión de la moratoria para la creación de nuevas universidades, dos mociones de vacancia presidencial, la exclusión de los trabajadores judiciales de la Ley Servir (como si el Poder Judicial no necesitase meritocracia), compañeros de clase fantasma, una Comisión Lava Jato totalmente deslegitimada, etc.

Sin embargo, el Congreso no se mide con la misma vara que usa con el presidente y estamos nuevamente ante una iniciativa de vacancia, en teoría debido a nueva información relacionada a las declaraciones de Barata sobre el financiamiento a las campañas presidenciales y los nexos entre Westfield, First Capital, PPK, Sepúlveda y Odebrecht. Sobre lo primero, en principio no es delito y, claramente, el Congreso no tendría autoridad moral para usarlo como argumento para la vacancia. Que lance la primera piedra el partido político que no ha sido financiado informalmente por un privado o gobierno extranjero. Ahí no se salva nadie.

Sobre lo segundo, aunque personalmente me parezca muy poco probable que no haya habido ningún chanchullo durante el paso de PPK por el sector público, creo que es necesaria una investigación seria que determine si ese es el caso o no. El problema es que no hay una instancia que esté en capacidad de hacerlo. El Poder Judicial no podría juzgar al presidente mientras tenga inmunidad y la Comisión Lava Jato está totalmente deslegitimada debido al uso político que se le ha dado.

En lugar de pensar en la vacancia, los congresistas deberían preocuparse primero por recuperar la legitimidad de su función fiscalizadora: reformar la Comisión Lava Jato, hacer una investigación detallada del caso Kuczynski y luego evaluar si merece ser retirado del cargo o no. No se puede tratar con tanta ligereza la destitución de la principal institución de nuestro sistema político.

El Comercio, 16 de marzo del 2018.p.A30

Autor(es)
  • Maria Alejandra Campos Ipsos Public Affairs, Perú

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