Estado de convivencia

Hoy en Punto De Vista, Lucía Wiener, directora de proyectos de Public Affairs de Ipsos Perú, nos cuenta acerca de la importancia de la comunicación del Estado durante esta pandemia.

Autor(es)
  • Lucía Wiener Directora senior de proyectos
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15 de marzo del 2020. El último día “normal”. El día que nos enteramos de que entraríamos en cuarentena total, pero solo por dos semanas. Esas dos semanas se convirtieron en 4, 6, 8 y aquí estamos. Si bien no es la cuarentena estricta con la que empezamos, seguimos viviendo bajo normas que en otra situación no habríamos aceptado de buena gana en el Perú actual como el toque de queda.

9 meses después, con las normas más flexibilizadas y la gente más relajada nos encontramos en lo que parece ser el inicio de la segunda ola de contagios y el gobierno se encuentra nuevamente en el dilema de cómo debe actuar, qué tiempo puede ganar en medio de una crisis económica, sanitaria y con un público cada vez más desconfiado y reacio a lo que puede señalar la ciencia (de acuerdo con Ipsos, en diciembre 2 de cada 5 peruanos no se vacunaría, el doble de lo registrado en agosto)1.

Frente a esto, el gobierno (o el nuevo gobierno) no logra plantear una estrategia de comunicación efectiva y sigue pensando que es más fácil prohibir que explicar, más fácil cerrar que tratar de organizar. Quisiera creer que la falta de claridad y comunicación por parte del gobierno frente a estos temas es solo por una ausencia de estrategia comunicacional, pero creo que también es por una falta de argumentos en las decisiones que toma.

Junto a la segunda ola, empieza la segunda ola de restricciones, las cuales ya hemos estado experimentando durante navidad y año nuevo. Como pasó en marzo, la mayoría lo aceptará, quizás con menos entusiasmo que antes, pero estarán de acuerdo con que es la mejor solución. Algunos expertos dirán que es nuestro espíritu autoritario que prefiere la mano dura y le gusta que venga el Estado a decirnos que hacer. Otros dirán que no importa cuantas normas más se puedan decretar ya que en muchos casos son “saludos a la bandera”, y que una norma más, una menos, no va a cambiar mucho la manera en que actúan las personas.

Me inclino más por esta última opción. Basta con ver la calle los días de fiesta, pasearse por las playas “privadas” o “restaurantes” del sur o pegar la oreja a la ventana luego de la medianoche para darse cuenta de que a estas alturas las normas no chorrean a todos por igual. Y decir que las personas son irresponsables es una mirada muy simplista del asunto.

¿Qué queremos? ¿personas que obedecen normas porque les dicen que tienen que obedecerlas, o ciudadanos que dentro de un marco toman decisiones informadas? Si queremos formar ciudadanos no basta con emitir un decreto. Se tiene que educar, explicar, comunicar el porqué de estas normas. Por qué su salud y la salud de su familia depende de cómo se comporten en su día a día.

No debería ser tan difícil. Comunicar. Educar. Como muchos especialistas lo han venido diciendo, no se trata en ningún caso de inventar la pólvora, se trata de actuar con sentido de urgencia y recalcar temas claves como la prevención, el uso correcto de la mascarilla y la importancia de estar en lugares ventilados. A esto se suma un tema adicional: el nivel de oxigenación en la sangre, en caso de enfermedad, para evitar caer en el grupo de mayor gravedad. En este caso, no se trata de comunicación, más bien se trata de dar acceso a la población a esta herramienta para no generar una afluencia innecesaria a los centros de salud y permitan que las personas afectadas puedan ir a atenderse de manera oportuna.

A estas alturas no estamos en estado de emergencia, estamos -más bien- en estado de convivencia, una convivencia que tiene para largo. Si el gobierno, las autoridades, las “personalidades” no logran comunicar cómo vivir en tiempos del COVID 19 sin morir (o matar) en el intento, vamos a seguir lamentando las muertes y la crisis que nos está sumiendo esta pandemia.

Ojalá que nos podamos poner las pilas para los tiempos oscuros que todavía tenemos por delante. Luego de escuchar la conferencia del presidente sagasti del día de hoy, el panorama no se ve optimista.


Fuentes:

1) Ipsos Perú. Encuesta de Opinión urbana rural – Diciembre 2020

Autor(es)
  • Lucía Wiener Directora senior de proyectos

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